Al final salí el sábado, adelantándome un día a la fecha prevista. Llevaba varios días que mi cuerpo estaba cansado de tanta tensión acumulada con los preparativos. Estaba plof. Solo quería empezar cuanto antes y empezar a estar realmente de viaje.

  

                  ( preparando las maletas )

                  Salí por la mañana, con una buena lluvia de bienvenida a la aventura. Yo estaba preparado, traje de agua y botas nuevas súper impermeables. Mi intención era pasar por Sant Feliu de Guixols para desayunar con una amiga y despedirme por un tiempo.

                 Cuando faltaban unos 50 km para llegar a Sant Feliu, me acorde muchísimo de las palabras del vendedor de la tienda de outlet moto que me reitero que las botas eran súper impermeables. Empecé a notar las primeras punzaditas de frio en los deditos de los pies, uhhh, ya la hemos liado. A los 5 min los calcetines hicieron el resto absorbiendo toda el agua que conseguía filtrarse por las súper botas water prof, esto acompañado que llevaba los guantes también empapados hicieron que me planteara quedarme en casa de mi amiga al primer ofrecimiento de hospitalidad. La verdad es que llovía muchísimo.

              La verdad, me hizo un gran favor, por que la ropa de las maletas, aunque las llevaba dentro de bolsas de plástico, alguna había absorbido algunas gotitas que se habían filtrado. El campamento base que monte en el piso os lo podéis imaginar…

              A si que pase todo el día en Sant Feliu viendo llover y tomando cerveza en muy buena compañía.

              Por la tarde, tuve mi primer encuentro con un “ángel” del viaje, me refiero a esas personas que conectas en 5 min y te ofrecen su ayuda de manera sorprendente y desinteresada, incluso resultando incomoda y desconcertante. El caso es que cuando hablando de porque me encontraba parado en san feliu, Antonio (sr. Magallanes) fue a su casa y me trajo todo un equipo completo de moto. Si si , completo. Chaqueta, pantalones, casco y botas, el no lo utilizaba y quería mejorar mi equitación.

Sigo sin saber que decir…

              Al final me quede las botas ya que me resultaban muchísimo mas cómodas que las mías. Gracias Magallanes, espero poder devolverte las botas algún día.

             Al día siguiente decidí salir a pesar que la meteo no acompañaba en absoluto, el domingo hacia una pequeña tregua antes de volver a empeorar el lunes, total seguro que será una lluvia intermitente.

Pues no!, intensa y constante como ella sola.

              A la hora, pare en esas estupendisimas áreas de descanso de Francia haciéndola mía. Enchufe los guantes en los seca manos mientras me fumaba un cigarrito,el invento funcionaba de maravilla, solo tenia que ir parando cada 30 km para secarlos.

           En una de estas, cansado de tantos cigarritos, cogí dos bolsas de plástico y me enfunde los guantes como las botas. Bendita sean las bolsas de plástico!, no dejan de sorprenderme, llevo dos días de viaje y ya soy adicto a ellas.

            Pues, con estas pintas, fui tirando por toda Francia hasta que me dieron las 18h y decidí salir a la altura de Freju a buscar donde dormir. Me estuve planteando dormir en un hotel pero no veía ninguno normalito o con pinta de no pegarme el palo. A si que opte por tirar a la aventura, se me ocurrió picar a un timbre de una casita con un porche monísimo con la idea que me dejaran dormir a su refugio. Resulto ser unos chavalotes muy simpáticos, por señas claro, no hablaban español ni ingles, ni yo francés pero nos entendimos enseguida. La cosa resulto que se iban en un rato y la casa se quedaba sola,  y mis pintas con bolsas de plástico no transmitían mucha confianza creo, no podía ser.

             Seguía lloviendo como todo el día pero en ese momento empezó a llover con mucha más intensidad. Tenia ganas de montar el chiringuito, comer un poquito de jamón, tumbarme y dormir. Llegue al final de una calle de una urbanización la cual acababa en una casa súper lujosa y su maravillosa acera me sedujo. Llame al timbre y mi proposición era irrechazable;       “disculpe, estoy de viaje, le importa si paso la noche en la acera de su casa? mañana por la mañana me voy, soy pacifico y no estoy loco”.  Naturalmente me dijo que si, que no había problema. Me imagino que pensó que mientras me quedara al otro lado de la verja no habría problema. Creo que los días de lluvia valdría la pena invertir en un hotel pero particularmente soy muy reacio, me molesta pagar un hotel llegando casi de noche y sabiendo que duermo bien en cualquier sitio, supongo que más adelante no me lo pensare dos veces, ni que sea por secar la ropa o evitar que se moje.

            Por la mañana me levante y seguía lloviendo, para variar,  recogí todo y me despedí de mis anfitriones, poniendo rumbo a Italia, a casa de Yolanda y su familia.

           El tiempo parece que quería mejorar pero a mí ya no me volvía a pillar, a mi nadie me quitaba mis bolsas de plástico de los pies y manos.

Tenia ganas de llegar y estar con buena compañía el día de mi cumpleaños.

           La idea era salir al día siguiente después de secar la tienda que estaba empapada, pero el tiempo volvió a imponer su ley. Tormenta, alerta máxima…

            Al final me he quedado 3 fantásticos días. He aprovechado para comprar unos impermeables para pies y manos, aunque no he tirado las bolsas de plástico por si fallan los impermeables. He estado muy a gusto con ellos, son una familia fantástica. Les deseo lo mejor.

 

           Mañana saldré aprovechando que la borrasca se aleja por el este, mi dirección, pero espero ir por detrás de ella.

Continuara…